ABOGADOS EN DEFENSA DE LA
SALUD PRESENTA JUNTO CON LA ASOCIACION DE AFECTADAS POR LA VACUNA DEL PAPILOMA
(AAVP) UN ESCRITO DE MORATORIA PARA DETENER LA CAMPAÑA DE VACUNACIÓN CONTRA EL
VPH EN LA COMUNIDAD VALENCIANA
El escrito presentado tiene como
finalidad solicitar la suspensión de la campaña de vacunación en tanto en cuanto
exista un consenso completo sobre su seguridad en nuestro país.
Moratoria
en la campaña de la vacunación de Gardasil que ya ha sido solicitada a través de
la WORLD ASSOCIATION FOR CANCER RESEARCH (WACR) en otras CCAA y que tiene su razón de ser que su
aprobación se ha llevado a cabo a pesar de las
siguientes circunstancias, cuya información al público se ha obviado:
-En
la actualidad no se conoce su efectividad real, ya que no se conocerá
antes de 30-35 años, sin que además se haya demostrado
sea eficaz en el grupo de edad para el que se ha
aprobado, pues los ensayos clínicos han implicado una población relativamente
pequeña y durante un período limitado de seguimiento, y nunca se ha evaluado la
eficacia en mujeres menores a quince años. Además sólo funcionará si si la
muchacha o mujer que la recibe no está ya infectada por alguno de los virus
incluidos en ella en el momento de la inoculación. En otro caso, aún se
expondrían a posibles efectos secundarios.
Tampoco se conoce por cuánto tiempo protege lo
que puede tener que obligar a ponérsela a las niñas una y otra vez cada pocos
años
Desconocimiento de la
efectividad real de la vacuna que se justifica con el hecho de que no se
informe de que los ensayos en dos estudios Fase II
-Future I y Future II- sobre la eficacia de la vacuna contra el VPH realizado en
jóvenes de 15 a 26 años (no menores), fueron presentados públicamente como la
"prueba inequívoca" de la efectividad de la vacuna, aunque los doctores George
F. Sawaya y Karen Smith-McCune -médicos de la Universidad de California de San
Francisco (EEUU)- tras analizar los mismos publicaron que la eficacia de la
vacuna para reducir lesiones cervicales precancerosas de cualquier tipo de VPH
era más bien modesta pues a los 3 años el 3'6% de las mujeres vacunadas
sufrieron a pesar de ello esos problemas en comparación con el 4'4% del grupo de
mujeres que no se vacunaron. Es decir, los índices de las lesiones más severas
no sufrieron una reducción perceptible como consecuencia de la vacunación. Es
decir, que la eficacia de la vacuna contra los tipos 16 y 18 del VPH no
implica -estadísticamente- que realmente disminuya la posibilidad de contraer
cáncer cervical.
-La
vacuna previene -se supone- la infección de sólo cuatro de los más de cien tipos
del Virus del Papiloma Humano existentes, al menos quince de ellos
cancerígenos, siendo además los tipos del virus que apenas se detectan en
México. Esta infección suele ceder de forma espontánea casi siempre antes de dos
años especialmente en el caso de las adolescentes. La infección por el Virus del
Papiloma Humano puede en algunos casos -muy pocos- llevar a
padecer una displasia pero se trata de un problema que tiene tratamiento eficaz.
Sólo cuando no es así podrían provocar lesiones
genitales externas -vulvares y vaginales- además de verrugas genitales y, a
veces, lesiones precancerosas de cuello uterino que en el caso de que no se
tratasen podrían dar lugar veinte o treinta años después a un cáncer.
-La
aprobación de Gardasil en la Unión Europea tuvo lugar en el plazo
inusualmente corto de nueve meses. Y en Estados Unidos en sólo seis, por el
desarrollo de un ingente trabajo de presión de los lobbys de la industria
farmacéutica.
-El
precio de la vacuna es excesivamente elevado: La Comisión
Interministerial de Precios de los Medicamentos fijó en 104 euros el
precio de cada dosis y como cada niña deberá recibir al menos tres. El coste por
persona será de 312 euros. Un ingente negocio farmacéutico, que implica a su vez
una enorme inversión pública que no podrá emplearse en investigación y
tecnología para la reducción de patologías de mucha mayor incidencia.
-No
se conocen estudios sobre posibles efectos secundarios ni riesgos por
vacunaciones cruzadas con la mayor parte de las vacunas de aplicación en las
mismas edades. Además no se ha informado al público que a los potenciales
efectos secundarios -reconocidos y publicados por Merck Sharp &
Dohme- de dolor, fiebre, náuseas, vértigos y picores, todos ellos habituales
en otras vacunas hay que añadir que no se ha investigado qué puede pasar si se
da a la vez que otras vacunas y de que ha habido indicios de otras situaciones
de riesgo.
En
este sentido no se ha informado de las cifras de Judicial Watch
-organización independiente que investiga en Estados Unidos los posibles
problemas de corrupción en la Administración- que señala, según datos
proporcionados por la propia Freedom of Information Act (FDA) que a 5 de octubre
del 2007 había registradas ya 11 muertes y 3.779 reacciones adversas entre junio
del 2006 -fecha de su aprobación en EEUU- y agosto del 2007 relacionadas con la
VPH. Ni se ha informado que el National Vaccine
Information Center (NVIC) -organización para la prevención de lesiones y
muertes como consecuencia de las vacunas- informó a comienzos de agosto que
según los datos sobre reacciones adversas al Gardasil proporcionados al
sistema de seguimiento nacional -el Vaccine Adverse Event Reporting System
(VAERS)- existe lo que ellos consideran una evidencia significativa
estadística de asociación entre el Gardasil y el síndrome de
Guillain-Barre (GBS), con un riesgo creciente estadísticamente significativo
de GBS y otros informes adversos serios cuando Gardasil se
coadministra con otras vacunas, especialmente con la vacuna meningococal
Menactra de Sanofi Pasteur. No se menciona que el NVIC
encontró que, a 31 de mayo, habían sido 2.227 los acontecimientos adversos tras
la vacuna Gardasil informados al VAERS incluyendo 13 casos
sospechosos o confirmados de GBS a los que hay que añadir otros dos
informes de GBS conocidos en junio. En total pues 15 casos de GBS
y 239 casos de síncope (pérdida temporal de sentido).
A la
solicitud de moratoria de la vacunación se une la solicitud expresa que la
WACR hace en cuanto a la publicidad que de dicha campaña se ha venido
haciendo. Así la citada publicidad genera una alarma social exacerbada. En
2005, el Instituto Nacional de Estadística en México afirma que murieron 1594 personas por
causa de cáncer de cuello de útero, lo que supone una tasa, ajustada por edad,
de 2 muertes por cada 100.000 mujeres, siendo la
edad media de las fallecidas de 63 años y además no se dice que el 30 % de esas
muertes se debió a cánceres provocados por virus no incluidos en la vacuna. Es
decir, la incidencia real del cáncer causado por los tipos 16 y 18 del VPH es de
1,4 fallecidas por cada cien mil mujeres.
Esta
publicidad es totalmente engañosa e inaceptable. No se trata de una vacuna que
permita si quiera pensar en una victoria sobre el cáncer, sino que (y ello aún
en el mejor de los casos en que hipotéticamente su eficacia y seguridad
estuviesen acreditadas), se trata de una vacuna meramente preventiva para
evitar la infección de algunos (2) tipos del VPH y sólo de ellos.
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